Velocidad e Información.
Alarma en el ciberespacio!
Paul Virilio, 1995
Este artículo apareció en "Le monde diplomatique" en Agosto de 1995.
Alarma en el ciberespacio!
Paul Virilio, 1995
[...]
Hay
tres barreras físicas establecidas: el sonido, el calor y la luz.
Las dos primeras ya han sido superadas. La barrera del sonido ha sido
barrida por el super e hipersónico avión, mientras la barrera del
calor es penetrada por el cohete que saca a seres humanos fuera de la
órbita de la Tierra para aterrizar en la Luna. Pero la tercera
barrera, la de la luz, no es algo que se pueda traspasar: te
estrellas contra ella. Es precisamente esta barrera del tiempo la que
confronta la historia en el día de hoy. Haber alcanzado la barrera
de la luz, haber alcanzado la velocidad de la luz, es un hecho
histórico que deja la historia en desorden y confunde la relación
del ser viviente con el mundo. El sistema político que no hace esto
explícito desinforma y engaña a sus ciudadanos. Tenemos que
reconocer aquí un cambio principal que afecta a la geopolítica,
geoestrategia, pero también por supuesto a la democracia, puesto que
ésta última es tan dependiente de un lugar concreto, la ciudad.
[...]. El
gran evento que amenaza el siglo XXI en conexión con esta
velocidad absoluta es la invención de una perspectiva de tiempo
real, que suplantará a la perspectiva del espacio real que fue
inventada por los artistas italianos del Quattrocento. Todavía no ha
sido suficientemente enfatizada con cuanta profundidad, la ciudad, la
política, la guerra y la economía del mundo medieval fueron
revolucionadas por la invención de la perspectiva.
El
ciberespacio es una nueva forma de perspectiva. No coincide con la
perspectiva audiovisual que ya conocemos, es una perspectiva
completamente nueva, libre de cualquier referencia previa: es una
perspectiva táctil.
Ver
a distancia, oír a distancia: esa era la esencia de la antigua
perspectiva audiovisual. Pero tocar a distancia, sentir a distancia,
esto equivale un cambio de perspectiva hacia un dominio que todavía
no se abarca: el del contacto, el contacto a distancia, el
telecontacto.
Junto
al levantamiento de las superautopistas estamos enfrentándonos a un
nuevo fenómeno: la pérdida de orientación. Una pérdida de la
orientación fundamental que complementa y concluye la liberación
social y la realización de los mercados financieros cuyos nefastos
efectos son bien conocidos. Se está haciendo una duplicación de
realidad sensible en realidad y virtualidad. Amenaza una
estereo-realidad de géneros. Una pérdida total de los
comportamientos del individuo que amenaza con ser abundante. Existir
es existir - in situ -, aquí y ahora, - hic et nunc -. Esto es
precisamente lo que se está viendo amenazado por el ciberespacio y
lo instantáneo, la información globalizada fluye, lo que hay
delante es una distorsión de la realidad; es un shock, una conmoción
mental, y este resultado debería interesarnos. ¿Por qué?: Porque
nunca ningún progreso en una técnica ha sido llevado a cabo sin
acercarte a sus aspectos negativos específicos. El aspecto negativo
de estas autopistas de la información es precisamente esa pérdida
de la orientación en lo que se refiere en la alteridad (el otro); es
la perturbación en la relación con el otro y con el mundo.
[...]. La palabra
globalización es una farsa. No hay globalización, sólo hay
virtualización. Lo que está siendo efectivamente globalizado es el
tiempo. Ahora todo sucede dentro de la perspectiva del tiempo real:
de hoy en adelante estamos pensados para vivir en un sistema de
tiempo único(1).
Por primera vez la historia va a revelarse dentro de un sistema de
tiempo único: el tiempo global. Hasta ahora la historia ha tenido
lugar dentro de tiempos locales, estructuras locales, regiones y
naciones. Pero ahora, en cierto modo, la globalización y la
virtualización están inaugurando un tiempo universal que prefigura
una nueva forma de tiranía. Si la historia es tan rica, es debido a
que era local, fue gracias a la existencia de tiempos limitados
espacialmente que no hicieron caso a algo que hasta ahora sólo ha
ocurrido en la astronomía, el tiempo universal. Pero en un futuro
muy cercano, nuestra historia sucederá únicamente en tiempo
universal, es, en sí mismo el resultado de la instantaneidad. De
este modo vemos por un lado al tiempo real sustituyendo al espacio
real. Un fenómeno que está haciendo de ambas distancias y
superficies algo irrelevante en favor del "time-span"
(tiempo de duración), y un extremadamente corto tiempo de duración
en esto. Por otro lado tenemos el tiempo global, perteneciente al
multimedia, al ciberespacio, increíblemente dominando la estructura
del tiempo local de nuestras ciudades, nuestras vecindades. Tanto que
hay un debate para sustituir el término "global" por
"glocal", una concatenación de las palabras local y
global. Esto surge de la idea de que lo local ha llegado, por
definición, a ser global y lo global, a ser local. Tal
deconstrucción de la relación con el mundo no está desprovista de
consecuencias en la relación entre los propios ciudadanos, nada se
obtiene sin que se tenga también algo que perder. Lo que se ganará
de la información y la comunicación electrónica necesariamente
provocará una pérdida en alguna otra cosa. Si no somos conscientes
de esa pérdida y no la tenemos en cuenta, lo que ganemos carecerá
de valor. [...]. Pero hasta ahora
la ingeniería de control del tráfico en las autopistas de la
información brilla por su ausencia. Hallamos aquí otro punto
importante: que ninguna información existe sin desinformación, y
ahora un nuevo tipo de desinformación está poniéndose a la cabeza
y es totalmente distinta a la censura voluntaria. Tiene que ver con
cierto tipo de obstrucción de los sentidos, una pérdida de control
sobre la razón de los géneros. Aquí yace un nuevo y mayor riesgo
para la humanidad procedente de la multimedia y los ordenadores.
Albert Einstein ya lo había profetizado en la década de los
cincuenta, cuando habló sobre la "segunda bomba". La bomba
electrónica, después de la atómica. Una bomba por la cual la
integración del tiempo real será a la información lo que la
radioactividad es a la energía: La desintegración no afectará
solamente a las partículas de materia sino también a la gente que
compone nuestras sociedades.
[...]. Uno podría suponer que del mismo modo que el surgimiento de la bomba
atómica provocó la rápida elaboración de una política de
disuasión adaptada al s. XXI, ésta podría ser una forma de
disuasión para contrarrestar el daño causado por la explosión de
información ilimitada. Éste será el mayor accidente del futuro, el
que viene detrás de la sucesión de accidentes que fue específica
de la era industrial. (Así mientras barcos, trenes, aviones o
plantas nucleares fueron inventadas, naufragios, descarrilamientos,
accidentes de aviación y el desastre de Chernobyl también fueron
inventados al mismo tiempo...) Después de la globalización de las
comunicaciones se debería esperar un tipo generalizado de accidente,
sería algo como lo que Epicuro llamó el "accidente de
accidentes" (y Saddam Husseim seguramente llamaría la "madre
de todos los accidentes").[...]. Nadie ha visto este accidente
generalizado todavía. Pero vigila si oyes hablar sobre la "burbuja
financiera en la economía": una metáfora muy significativa es
utilizada aquí y hace aparecer visiones de algún tipo de nube
recordándonos algunas otras nubes tan espantosas como las de
Chernobyl...Cuando uno se cuestiona sobre los riesgos de accidentes
en las autopistas de la información la finalidad no es la
información en sí misma sino la absoluta velocidad de los datos
electrónicos. El problema aquí es la interactividad. La ciencia de
los ordenadores no es el problema, sino la comunicación por
ordenadores, o más bien el (todavía no completamente conocido)
potencial de la comunicación por ordenadores. [...] ¿cómo no
alarmarse?. ¿Cómo no ver las outlines de la
cibernética convertidas en una política social? El narcocapitalismo
del wired world, el poder sugestivo de las
tecnologías virtuales no tiene paralelo.[...].
[...]. Algo está flotando entre nosotros que parece un "ciberculto". Debemos saber que las nuevas tecnologías de conocimiento sólo promoverían la democracia si, y solamente si, nos oponemos desde el principio a la caricatura de la sociedad global que es tramada para nosotros desde las grandes empresas multinacionales lanzándose a sí mismas, en una marcha peligrosa, a las autopistas de la información.
[...]. Algo está flotando entre nosotros que parece un "ciberculto". Debemos saber que las nuevas tecnologías de conocimiento sólo promoverían la democracia si, y solamente si, nos oponemos desde el principio a la caricatura de la sociedad global que es tramada para nosotros desde las grandes empresas multinacionales lanzándose a sí mismas, en una marcha peligrosa, a las autopistas de la información.
Este artículo apareció en "Le monde diplomatique" en Agosto de 1995.
1.
"Le temps unique", en francés. Esta es una referencia a la
ahora casi paradigmática editorial "La pensée unique" de
Ignacio Ramonet, en Le Monde Diplomatique, Enero de 1995.