29 de septiembre de 2013

el "flâneur" contemporáneo...

Me tropiezo como por casualidad (sabiendo que las casualidades van jalonando nuestro destino) con esta figura del flâneur que llama poderosamente mi atención... Ese personaje que Baudelaire dotaba de identidad en las incipientes ciudades modernas del siglo XIX:


«La multitud es su elemento, como el aire para los pájaros y el agua para los peces. Su pasión y su profesión le llevan a hacerse una sola carne con la multitud. Para el perfecto flâneur, para el observador apasionado, es una alegría inmensa establecer su morada en el corazón de la multitud, entre el flujo y reflujo del movimiento, en medio de lo fugitivo y lo infinito. Estar lejos del hogar y aun así sentirse en casa en cualquier parte, contemplar el mundo, estar en el centro del mundo, y sin embargo pasar desapercibido —tales son los pequeños placeres de estos espíritus independientes, apasionados, incorruptibles, que la lengua apenas alcanza a definir torpemente. El espectador es un príncipe que vaya donde vaya se regocija en su anonimato.» Charles Baudelaire. "El pintor de la vida moderna", 1863.

Un producto singular de la vida moderna que se constituirá en una de las figuras de los debates de la modernidad desde la experiencia urbana, creadora de un nuevo individuo y nuevos vínculos sociales, nuevas percepciones del tiempo, del espacio, de la libertad y del bienestar. Una disociación del Otro desarrollando estrategias para relacionarse de manera distante:


«[…] encontramos una misma preocupación básica: el que la persona se resista a ser suprimida y destruida en su individualidad por cualquier razón social, política o tecnológica. Cualquier investigación acerca del significado interno de la vida moderna y sus productos o, dicho sea en otras palabras, acerca del alma de la cultura, debe buscar resolver la ecuación que estructura cómo las metrópolis establecen entre los contenidos individuales y supraindividuales de la vida.». Georg Simmel, "La metrópolis y la vida mental", 1903.

Una figura que perderá su placer por la búsqueda en pos de la producción y el consumismo "en un caminar zombificado por las calles vitrinadas, las galerías comerciales y los shopping centers".(Walter Benjamin).

Sin embargo, reivindico la figura del flâneur decimonónico como "una manera de pensar y de vivir contemporánea", un proceso de aprendizaje y descubrimiento (Nassim Nicholas Taleb), que redescubre el placer de vagabundear la ciudad sin objetivos previos, sólo por el mero placer de observar sin apenas ser visto:

«[…] paseante solitario que explora, que acecha, que cruza el infierno urbano, el caminante voyeurista que descubre la ciudad como un paisaje de extremos voluptuosos. Maestro en el gozo de observar, avezado en la empatía, el flâneur encuentra el mundo "pintoresco"» (Susan Sontang, "Sobre la fotografía", 1977), «[…] un daquerrotipo errante y apasionado, que atesora hasta la menor huella, y en quien se reproducen, con sus reflejos cambiantes, el curso de las cosas, la agitación de la ciudad, la fisonomía diversa del espíritu público, las confesiones, antipatías y admiraciones de la multitud.» (Victor Fournel, "Ce qu'on voit dans les rues de Paris", 1867).

Y dentro de esta categoría del flâneur reivindicativo de la ciudad como apasionante espacio de observación, desde Argentina el fotógrafo Albano García hace del flâneur, además, un individuo en-red-ado que comparte su peculiar y particular voiyeurismo urbano bonaerense en su Diario Visual de Buenos Aires...