«El hombre ocasionalmente se tropieza con la verdad, pero en la mayor parte de las ocasiones se levanta y sigue caminando.» W. Churchill
«Cada hormiga es una estúpida partícula que, sin saber por qué ni para qué, hace lo que tiene que hacer 'estupendamente'. Esta relación entre estúpido y estupendo me deja estupefacto.(...) Pero un día las hormigas se volvieron inteligentes, reflexivas, autónomas y libres. Se volvieron kantianas, y esto, que debería haber elevado la calidad de vida del hormiguero, desbarató su convivencia. (...) "La inteligencia tiene un poder disolvente" (Bergson, 1996). La hormiga capaz de pensar por sí misma no quiso ya diluirse en el hormiguero. Su inteligencia individual se enfrentó a la inteligencia colectiva. (...) Cada hormiga descubrió que lo que era bueno para el hormiguero, tal vez no lo fuera para ella. Y viceversa. Se encontró desgarrada entre la lógica del hormiguero (...) y la lógica individual -que recomienda el 'sálvese quien pueda'. (...) La razón autónoma de la hormiga se encerró en su argumento. "Si quiero ser libre, no tengo que escuchar la ley del hormiguero sino mi propia ley. Y ésta me dice que no tengo más que una vida, y que no sería racional cambiar mi bien por el bien ajeno, aunque éste sea la salvación de la comunidad". El ideal de la inteligencia privada es convertirse en un gorrón con éxito.
(...) y la moraleja es una pregunta. Es posible que individuos inteligentes y libres, orgullosos de su autonomía, puedan convivir armoniosamente? La historia nos da respuestas contradictorias, por eso, el ideal del progreso de la humanidad ha entrado en crisis. Avanzamos pero con fracasos terribles. Cómo es posible esta trágica contradicción?»
Jose Antonio Marina
en "LAS CULTURAS FRACASADAS"
Anagrama 2010