"En la Atenas clásica, había 300.000 esclavos trabajando para 34.000 ciudadanos libres.
En la Roma imperial, 130 millones de esclavos les facilitaban la vida a 20 millones de ciudadanos romanos.
En los años noventa del siglo XX, el habitante promedio de la Tierra tenía a su disposición 20 “esclavos energéticos” que no cesaban un instante de trabajar (es decir: ese habitante promedio empleaba la energía equivalente a 20 seres humanos que trabajasen 24 horas al día, 365 días al año).
En el año 2000, el petróleo proporcionaba mundialmente el equivalente a 22.000 millones de esclavos energéticos (para una población de 6.600 millones de habitantes)."
Colin Campbell
“Peak Oil: a turning point for mankind"
VII Congreso Internacional de ASPO
Barcelona,2008.
Pero ese promedio de veinte esclavos energéticos per capita no puede ser más engañoso: el norteamericano medio, en los años noventa del siglo XX, usaba entre 50 y 100 veces más energía que el bangladeshí medio; el primero se servía de 75 “esclavos energéticos”, mientras que el de Bangladesh tenía a su disposición menos de uno.
Esa enorme diferencia en el uso de energía, de cien a uno --paralela a diferencias semejantes en el poder adquisitivo de unos y otros--, es lo que convierte a los ciudadanos ricos del Norte en “superhombres con superpoderes” .
Pero hay que advertir de inmediato que tan grande como su poder es su responsabilidad. Esos “superpoderes” pueden ponerse al servicio de la destrucción ecológica y la desigualdad social, o emplearse para fomentar la buena vida de todos los seres vivos sobre esta Tierra.
Crear Ciudades y Pueblos Sostenibles
de Jorge Riechmann