Por lo demás, creo que esa es mi ventaja.
(...) Sé que en las pruebas standard de IQ alcanzo el sitio intermedio entre los idiotas y los imbéciles,
pero mis virtudes son 3 y son grandes.
1. No sé mentir.
2. No tengo fantasía. Es decir, que no me duelen cosas ni me preocupan cosas que no existen.
3. Y sé que sé sólo yo lo que sé, y lo que no sé, que es muchísimo más, estoy segura que no lo sé.
(...)
Muchos años después, muchas palabras después, muchos libros después, encontré en una hoja de un libro antiguo, escrito por un filósofo francés, una oración que pone en palabras mi distancia con los humanos.
Pienso, luego existo.
La oración me dejó la boca abierta, porque es, evidentemente increíble. Basta tener 2 ojos en la cara para saber que todo lo que existe,
primero existe y luego hace otras cosas.
Per lo más increíble es esto, que el filósofo no propone que así sea, sino que sólo pone en palabras lo que los humanos creen acerca de sí mismos. Que primero piensan y luego existen.
Y lo peor es lo que sigue. Que como los humanos viven así, creyendo que primero piensan y luego existen, piensan que todo aquello que no piensa no existe del todo.
(...)
En cambio, Yo nunca he olvidado que primero existí y luego aprendí, y muy trabajosamente, a pensar.
Y cada día para mí ésa es la realidad. Yo primero existo y luego, y sólo a veces, y con una lenta dificultad, y nada más cuando es estrictamente necesario, pienso.
(...) Yo he visto muchos seres humanos existir cuando estaban dormidos y he oído de otros que existían cuando estaban ya muertos.
(...) Creo que sostener a diario la fantasía de que uno primero piensa y luego existe es lo que hace tan cansado ser un ser humano, o en mi caso pretender serlo.
Creo que es lo que hace a los humanos estar siempre incómodos ahí en donde están; y creo que esa incomodidad es lo que los hace estar siempre pensando en otras cosas en lugar de lo que tienen ante los ojos.
Otra cosa: el cuerpo humano siempre está incómodo y soñando por dentro otras cosas que sí lo harían feliz.
Otras cosas que ya existen o que el ser humano siente que debe inventar para estar por fin cómodo. Camas, mesas, sillas, casas. Calles, edificios, ciudades. Trenes, buques, aviones, cohetes que lo lleven a otros planetas. Libros que lo hagan pensar que está en otra parte, bibliotecas, universidades.
Cosas humanas que durante siglos han ido llenando el espacio alrededor del ser humano: han ido acumulándose para formar un mundo exclusivemente humano que le tapa la vista del mundo no humano.
Un mundo humano tan complicado que un crío de la especie necesita ser amaestrado de 10 a 19 años para poder moverse en él sin tropezar.
(...)
Esto es curioso. Descartes vivió en el siglo 17 y Darwin en el siglo 19, y sin embargo los humanos siguen siendo educados por Descartes. Siguen siendo amaestrados durante las 2 primeras décadas de sus vidas para pensar que son su pensamiento, y que el pensamiento es la cosa superior entre las cosas que los separa, sin remedio, de las otras especies.
Y es cierto, el pensamiento los separa de todo lo demás, pero eso es porque han sido educados por Descartes y no por Darwin.
reflexiones de YO
"LA MUJER QUE BUCEÓ DENTRO
DEL CORAZÓN DEL MUNDO",Sabina Berman.
Ed. Destino. 2010 Hemos sido privados de una parte de nosotros mediante una represión excesiva de los sentimientos y las emociones que nos convierten en perfectos desconocidos de nosotros mismos. El racionalismo de la primera verdad en el orden del conocimiento (el cogito cartesiano) -"pienso luego existo"-, se traduce en África a la expresión sensible de: "mi sombra se mueve al compás de mi cuerpo, me veo en el río y me baño en él, luego existo". (A. Mabanckou, en su novela 'Memorias del puerco espín')